El imaginario popular de los ingenieros, científicos, matemáticos y de todas las personas que trabajan en lo que se conoce como STEM (ciencias, ingeniería, tecnología y matemáticas) es el de un hombre blanco con una inteligencia por encima de la media y con pocas dotes sociales. Sin embargo, las causas de la exclusión de las mujeres en estos ámbitos tiene mucho que ver con el machismo y muy poco con la validez de un género por encima del otro en las habilidades que se requieren.