El día 28 de Septiembre se celebra el Día del Aborto Legal y Seguro gracias al activismo de las feministas latinoamericanas, que en el V Encuentro Feminista Latinoamericano de 1990, realizado en Argentina, decidieron poner esta fecha. No es casual que las latinoamericanas fueran las adalides de este movimiento, ya que a día de hoy, según la OMS: Latinoamérica es una de las regiones a las que más afectan las restricciones del aborto, tres cuartos de las prácticas de aborto se producen en condiciones inseguras.
La otra región más afectada por las restricciones del aborto es África, donde se produce un gráfico similar al de América Latina, con menos de 1/4 de abortos seguros, pero con un riesgo superior y altas posibilidades de muerte.
Aquí juega un papel muy importante la extrema pobreza, las condiciones de los sistemas sanitarios y las barbaridades de la guerra a las que están sometidas las mujeres civiles (como las violaciones por parte de los soldados).
La penalización del aborto ha estado siempre muy ligada al cristianismo. A pesar de que en sus libros sagrados no aparece explícita en ningún momento la prohibición de esta práctica, solo meras conjeturas que ha realizado el clero al respecto y sobre la creencia de que se está acabando con la vida de un ser humano, desmentida ya en el artículo sobre falacias de los pro-vida.
Esta interpretación católica ha causado que, de los países con una prohibición absoluta del aborto, la mayoría sean países con gran influencia de la Iglesia católica: El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Malta y El Vaticano. En los países de influencia musulmana, el aborto también está restringido y no es una opción libre, pero se practican cuando la vida de la madre está en riesgo.
La ONG Médicos del Mundo advierte del peso de la Iglesia en el tabú africano para recibir educación sexual y obtener el derecho al aborto.
Los países socialistas, pioneros en derechos de la mujer, fueron los primeros en despenalizar el aborto. El primer país en legalizar el aborto fue la Unión Soviética, en 1920 y tras ella entre 1956 y 1957 se unieron Polonia, Hungría, Bulgaria y Checoeslovaquia. En Latinoamérica también fue pionero un país socialista, Cuba, en 1965, para el primer trimestre de gestación.
Del bloque del Primer Mundo, en 1938 Suecia autorizó el aborto en casos excepcionales, pero se legalizó en 1975. Actualmente en Europa el aborto está legalizado en la mayoría de países pero los debates sobre su ética reaparecen cada poco tiempo.
Actualmente, como podemos observar en el primer mapa, más de la mitad del mundo ha logrado acceder a un aborto libre y sin restricciones. Sin embargo se puede ver cómo esta mitad corresponde a la zona norte y que las interrupciones seguras corresponden sobre todo a países de Norteamérica y Europa, los países más ricos. Por otro lado vemos cómo a partir de la zona de Europa del Este, donde el aborto es legal pero las naciones son más pobres, los abortos son más arriesgados y que la zona que sufre mayores riesgos es América Latina.
Así nos damos cuenta de que el riesgo del aborto no reside exclusivamente en las restriccciones legales, sino también en factores económicos como un precario sistema sanitario o el bajo nivel adquisitivo de las mujeres obreras. Por todo ello, el aborto no es una práctica sólo aplicable cuando la vida de la madre está en riesgo.
La situación socioeconómica está profundamente ligada a las razones por las que miles de mujeres y niñas deciden abortar de forma clandestina, aún poniendo sus propias vidas en juego. Proteger una vida es proteger la vida de las mujeres pobres, las que no pueden permitirse tener hijos ni viajar para tener un aborto salubre en un país occidental. Debemos fomentar un buen sistema sanitario gratuito a nivel mundial que incluya la práctica abortiva segura y legal.